Los pasos de las notas en mi espalda,
no insinuaban una melodia o una improvisaciòn,
marcaban un camino de esfuerzo e inseguridad,
un camino elegido por mi y escrito por mis profes,
Eranse semanas que mi triunfo superaba en placer,
a la floracion de las muchachas santiaguinas ante mis ojos en primavera,
y eranse semanas que mi desilusiòn se amigaba de la frustraciòn,
y la duda reinaba en mi mente y en mis pensamientos,
pero encontre un equilibrio, siete vacas gordas y siete vacas flacas,
Y mi espalda era un terreno en el campo,
con abuyndancia de pasto en algunas partes
y escazes de pasto en otras partes,
al final mi espalda trazaba continentes verdes
y mares desnudos...
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